Mario García, psicólogo de Mentsalud nos explica aspectos útiles y a tener en cuenta para un mejor manejo emocional.
Al contrario de lo que pudiera parecer, tus emociones no las crea el jefe que te grita, el conductor que te pita, el compañero que te critica o el amigo que te falla. Tus emociones las creas tú una vez esos acontecimientos han sucedido.
Tú eres la verdadera fábrica de tus emociones.
Ser consciente de ello es el primer paso del camino hacia el bienestar emocional, y por ello te propongo en este artículo reflexionar al respecto.
Muchas personas acuden a consulta para disminuir el malestar que experimentan como consecuencia de una relación difícil con una o varias personas (a veces incluso una relación difícil con el mundo en general).
Por supuesto, cuando hablan acerca de lo que les pasa, comentan que la causa de su sufrimiento es la otra persona. Y es entonces cuando encontramos la primera barrera psicológica en su proceso de búsqueda del bienestar. A esta barrera la llamamos ilusión de causalidad, una ilusión por la cual pensamos que los actos del otro son la causa de nuestro malestar, y no es así. Resulta fundamental entender que el otro no causa directamente mi sufrimiento.
Es mi manera de interpretar o de reaccionar a lo que el otro hace lo que de verdad puede generar o no sufrimiento. Dicho de manera gráfica, el otro puede apretar el gatillo, pero si yo no pongo la pólvora, no hay disparo.
Si piensas en algo que te genere una emoción determinada, podrás ver que, a otras personas, ese mismo hecho les genera otras emociones distintas.
Y esto ocurre porque, realmente, no es el hecho en sí lo que genera la emoción, sino la manera que cada uno tiene de posicionarse ante ese hecho.
Lo fundamental es comprender que ninguna de tus emociones ha sido creada directamente por otra persona, hecho o circunstancia.
Tú eres el generador de tus propias emociones, y tuya es la responsabilidad de las mismas.
Ser conscientes de ello nos ayuda a no reaccionar automáticamente cuando ocurra aquello que nos suele generar una emoción dolorosa.
Cuando las personas entienden en consulta que su bienestar personal es únicamente cosa suya, están listos para pasar de una actitud reactiva a una actitud proactiva, del victimismo a la responsabilidad, de la queja a la acción, de la dependencia a la libertad y del sufrimiento al bienestar.
El proceso terapéutico es una herramienta magnífica para cambiar una posición dolorosa por una posición más saludable y adaptativa, porque permite a la persona verificar por sí misma y darse cuenta de todos aquellos mecanismos que la conducen a su sufrimiento actual, así como discernir y experimentar nuevas y mejores maneras de estar en el mundo.